El trabajo de Gomez-Molina Se ha desarrollado alrededor del conflicto entre razón y sentimiento, orden y desorden en el proceso de construcción de la imagen, desde las estructuras de lenguaje que la hacen posible en el imaginario social.
Obsesionado por los tránsitos, las trasformaciones, y el tiempo: El fuego, las sombras, y sobre todo el cuerpo humano, el desnudo, la piel, han sido los temas, los territorios privilegiados de todos sus proyectos. Formado en el conceptualismo semiológico de los años setenta, su obra es una reivindicación del arte como un territorio de la autoconciencia, evidenciada en la experiencia desde la que se construye el trabajo. La obra es tanto el entrañable acto de relación con las personas que participan en los proyectos como el documento final expuesto.